LA FIESTA DE SAN JUAN
- Gerson Valdivia Fotografía
- 29 ago 2022
- 3 Min. de lectura
Al igual que otras festividades sagradas, esta llegó a América durante la colonia; las diversas advocaciones a vírgenes y santos en los pueblos eran una manera de contrarrestar las prácticas religiosas de los indígenas e iniciarlos en la fe cristiana.

Las fiestas patronales forman parte de la tradición de nuestros pueblos; en ellas se manifiesta la devoción religiosa y el espíritu de algarabía que emana al celebrar con gran pompa las ferias en honor a aquellas imágenes santas que han sido parte fundamental de su historia desde su fundación o a través de algún acontecimiento trascendental. Y aunque estas se han convertido en importantes manifestaciones culturales, muchas tienen un origen desconocido por la mayoría, el cual es preciso rescatar, pues surgen del sincretismo y es importante para forjar la identidad cultural. Una festividad destacada en nuestro país es la fiesta de San Juan, celebrada a finales de junio; es muy conocida por su importancia en la selva, pero en provincias de la serranía, como Chota y Cutervo, se realiza también con eventos de gran magnitud.
Al igual que otras festividades sagradas, esta llegó a América durante la colonia; las diversas advocaciones a vírgenes y santos en los pueblos eran una manera de contrarrestar las prácticas religiosas de los indígenas e iniciarlos en la fe cristiana. Pero la celebración de San Juan ya estaba relacionada con antiguos ritos paganos, que luego la Iglesia Católica adaptó como parte de su tradición. El 24 de junio, que es cuando inicia esta festividad, se da el solsticio de verano en el hemisferio norte y de invierno en el sur, es por ello que muchos ritos solares tenían su razón de ser en estos tiempos. Los Incas, por ejemplo, celebraban en esta fecha el Inti Raymi, instituido por Pachacutec. En Europa y Asia se festejaban diferentes ceremonias paganas durante la Litha; se encendían hogueras en eventos que iniciaban a partir del 21 de junio, con la finalidad de brindar fuerza al sol, que en aquellos días va haciéndose más débil, forma de explicar el acortamiento de las horas de luz hasta la llegada del solsticio de invierno. El cristianismo adoptó la festividad en esta fecha dado que, según las escrituras, el nacimiento de Juan el Bautista se produjo seis meses antes que el de Jesús; según el evangelio de Lucas, el arcángel Gabriel le anunció a Zacarías, esposo de Isabel, la concepción de su hijo, pero este, al dudar de ello, fue privado del habla hasta el momento del nacimiento de Juan, tras lo cual se le soltó la lengua y elevó una oración a Dios; algunos relatos posteriores y apócrifos indicaron que también encendió una hoguera para anunciar la llegada al mundo de su primogénito, buscando así un motivo para vincularlo con una vieja tradición zoroástrica. De esta manera dos personajes importantes de la nueva doctrina quedaban sujetos a fenómenos solares: San Juan en el solsticio de verano y Jesús en el de invierno, remplazando la fiesta del Sol invictus romano. Esta celebración es muy popular en toda Europa, sobre todo en España, con ferias importantes como la de Hogueras en Alicante. En América es celebrada en la mayoría de países latinos.
Conocer el origen de nuestras festividades – ya sea en honor a un santo, a la Virgen o los Carnavales - es crucial para entender aquello que va más allá de la alegría y el júbilo que nos producen; estas nos conectan con ese pasado donde las costumbres de ultramar y las autóctonas se fusionaron; es evidencia de nuestra diversidad y de que estamos hechos de todas las sangres.
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