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RIQUEZA DE UN MENSAJE ENCRIPTADO

  • Foto del escritor: Gerson Valdivia Fotografía
    Gerson Valdivia Fotografía
  • 29 ago 2022
  • 3 Min. de lectura

Existe un lenguaje que no puede ser solo interpretado por la simpleza de lo literal, sino que hay que apelar a métodos más profundos de lectura.


El lenguaje desde sus inicios ha permitido al hombre expresar todo aquello que piensa y siente a través de diferentes medios, ya sean verbales o por señas. Pero conforme esta capacidad fue evolucionando a la par con la mente, fue volviéndose cada vez más compleja, a un punto tal que ya no solo buscaba decir aquello que podía percibir en su entorno de manera directa, pues pretendía conectarse a ese universo del más allá que no comprendía y que se iba gestando en su psique, por lo que trató de reflejarlo a través de mensajes en clave, naciendo así el lenguaje alegórico. La alegoría, como diría Calderón de la Barca, “no es más que un espejo que traslada lo que es con lo que no es”. Esto adquiere suma importancia ya que con ello se dio rienda suelta para que el ideario humano se manifieste con mayor sublimidad.


Muchas veces tendemos a asociar los relatos mitológicos con sucesos de ficción, pero es necesario asimilar que estos no son simple resultado de la inventiva, sino que dimanan de una forma de disfrazar la realidad, pues toda fantasía narrada desde épocas remotas, a través de recursos metafóricos donde priman acontecimientos sobrenaturales, buscaban transmitir una verdad y así conectar la insignificante vida humana con el cosmos y la divinidad, justificando de esa manera acontecimientos trascendentales como la fundación de una nación o el nacimiento de una religión. Ejemplos de ello los encontramos desde la epopeya de Gilgamesh; la historia de Naylamp, que explicaba el origen de la civilización en nuestra región; las leyendas de Manco Cápac y Mama Occlo o la de los Hermanos Ayar, que buscaban justificar el establecimiento del imperio Inca; la historia de la fundación de Roma a través de la Eneida o el relato de los hermanos Rómulo y Remo; la voluntad soberana de los dioses y el destino inevitable, clave en los textos homéricos y los mitos griegos; el paso de Dante por el inframundo; hasta la gran cantidad de alegorías que podemos encontrar en la Biblia, con el uso de símbolos y números, en la que destacan la creación, el diluvio universal, las parábolas de Cristo o el Apocalipsis. En la filosofía se convierte en un recurso sustancial, como el ejemplo que buscaba dar Platón de su visión del mundo a través de su relato de las cavernas. En el arte se encuentra intrínseco, es el idioma de los poetas, la simbología que se presenta en muchas obras buscan dar un mensaje más allá de lo manifestado. En la pintura el color suele tener muchos significados al igual que la composición y la perspectiva, claves en las obras de los grandes maestros. Todo lo dicho no puede ser solo interpretado por la simpleza de lo literal, sino que hay que apelar a métodos más profundos de lectura, por lo que se precisa recurrir a la hermenéutica.


El lenguaje alegórico busca conectar al ser material con los sentimientos abstractos. Gran parte de nuestra tradición y legado cultural ha llegado a nosotros en esta forma, por lo que más allá de solo preservarlos, es necesario sumergirse en ellos y descifrar su mensaje ancestral. La riqueza de estas expresiones llega a superar con creces nuestro lenguaje coloquial o técnico, por ese motivo cuando la ciencia no tiene la capacidad de explicar aquello que nos emociona, es mucho más efectivo recurrir a la poesía.


 
 
 

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© 2022 por GERSON VALDIVIA ARTE Y FOTOGRAFÍA.
 

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